Tecnología de precisión para agricultura del desierto 4.0
En Star Wars, el joven Luke Skywalker, soñaba con ser piloto mientras trabajaba la granja de humedad en su desértico e inhóspito planeta. Pero George Lucas nunca nos mostró los detalles técnicos sobre cómo se desarrollaba la agricultura en las condiciones áridas de Tatooine. Seguramente el gran realizador de mitos cinematográficos no ha tenido la oportunidad de viajar a Arica, ni tampoco ha contado con la asesoría de los geek ariqueños que se agrupan en Waki Labs, un conglomerado de distintas empresas que estaban buscando trascender innovando en algo específico y donde ellos serían los especialistas.
Luego de una invitación para viajar a China, XV Robotics, emprendimiento de IA y Arid, empresa dedicada a software, deciden fusionar sus habilidades “súper nerds” y constituyen la empresa Ancestral Technologies, donde hicieron un mapa de oportunidades y al final concluyeron que la agricultura en el desierto era el foco con las características locales que estaban buscando. “Tenemos que hacer algo que permita contar con agricultura de precisión en el desierto”, comentó Christian Aravena, gerente operacional de Ancestral Tech.
Para entender la agricultura del desierto tenemos que quitarnos la imagen tradicional de la postal que se ve en el sur con campos gigantes, cientos de kilómetros de plantaciones de uva o maíz. Aquí en el Norte la agricultura se hace en invernaderos pequeños, de no más de media hectárea, bajo exigentes condiciones ambientales. “Descubrimos que los clientes tenían cementerios de tecnología. Tú necesitas tener datos, como por ejemplo, la temperatura ambiental o la humedad del suelo, para saber cuándo regar, cuándo aplicar, pero la gente lo hacía de manera totalmente manual”, agregó Aravena.
Como la actividad agrícola crecía, se incorporaron nuevos pequeños, medianos y grandes agricultores, además de la industria semillera que es gigante. Allí vieron un nicho donde los productores estaban en desventajas al no manejar tecnología disponible y se preguntaron: ¿por qué no usan los equipos que tienen?, ¿qué es lo que pasa? Entonces, evaluaron las condiciones adversas que tiene la región al ser el lugar con la radiación más alta del mundo, con mayor salinidad de las aguas, entre otras, y buscaron respuestas respecto a qué hacía que esa tecnología tan genial que funciona a la perfección en Israel, en Holanda o en los Estados Unidos, no funcionara acá. “Estoy hablando de aparatos que cuestan desde dos millones pesos hasta semilleras de un millón de dólares, y estaban ahí botadas por falta de experticia”, señaló Patricio Arias, CEO de Ancestral Technologies.
Fue en este momento cuando surgió Eureka, un producto pequeño y compacto que vino a reducir el espacio que ocupaba una sala llena de computadores. Ancestral Technologies diseñó y distribuyó un computador pequeño de manera modular, con gran parte de sus componentes pensados y armados en Arica y con tecnología desarrollada en la Ciudad de la Eterna Primavera. Ellos entregan un motor de reducidas dimensiones, como un juego de Lego, que permite tomar data con unos sensores, si después, el usuario necesita otro computador para realizar otra función, se van agregando y configurando en un ecosistema completo de funcionalidades; es como partir tomando un pequeño punto con una información y generar dos o tres hasta automatizar procesos. Un ejemplo, es que los invernaderos bajen o suban sus cortinas de manera automática solo cuando haya temperaturas muy altas o muy bajas.
Ancestral forma parte de la hub Waki Labs, y junto a varios actores se adjudicaron un proyecto «El Consorcio del Desierto», y pretende convocar a distintos emprendedores tecnológicos de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta, para resolver problemas que tiene la industria agrícola en zonas áridas. Es un proyecto que ha gestionado el Estado para transformar la agricultura del desierto en un nuevo motor productivo de Chile. De esta manera Ancestral Tech hace un llamado a otros innovadores del Norte, para que presenten sus iniciativas destinadas a resolver los problemas que nunca se han resuelto, como mejora de invernaderos, fuentes energéticas, raza genética, cultivos con menos agua, opciones para desalinizar agua de manera más ecológica entre otros desafíos. “Distinto es cuidar un tomate cherry o un azafrán, a un tomate o una cebolla común, también se comportará distinto en el mercado, la idea es llegar hasta los agricultores que están en condiciones de cambiar, pero insisten en seguir cultivando la hortaliza de siempre. Entonces, el agricultor más pequeño, más tradicional, tiene que sofisticar su oferta, porque el mundo se está poniendo más complejo, más rápido, las personas más jóvenes, probablemente van a poder motivarse más a hacer este cambio”, sostuvo el CEO de esta startup originada en la puerta norte de Chile.
El desierto se está agrandando a raíz del cambio climático, tanto por razones geológicas como por la aceleración de la crisis producto de la actividad humana. Por lo tanto, necesitamos que el agricultor sea más sofisticado con sus cultivos; cada vez es más necesario contratar tecnología para cuidar las plantas y los escasos recursos.
Un paso adicional que están explorando es el IPM Aplicación de insecticidad, que viene a dar solución a un problema de recurso humano muy extendido en la agricultura, la fumigación con distintos pesticidas químicos, que en la industria es un tema complejo, pues se complica al momento de exponer trabajadores a los agrotóxicos, ya que las personas usan un gran traje protector, pero muchas veces tienen que operar de noche para no parar las faenas de día.
Si bien es cierto que el desierto tiene mucho sol, lo cual es muy bueno para las plantas, al mismo tiempo, también es muy bueno para las plagas. “Nosotros estamos estudiando y queremos automatizar la aplicación de pesticidas también con esta máquina”, nos adelantaron estos genios.
Este singular gremio de “supercerebros” nortinos aún no han logrado concitar la atención de los productores de Star Wars, pero no pasaron inadvertidos para los organizadores de los Premio Avoni (el Nobel de los innovadores en Chile), que por primera vez se la ha adjudicado una empresa de Arica.
Ancestral Technologies ganó en dos categorías, la primera en “agricultura del futuro, que financia la Fundación para la Innovación Agraria, y la segunda en “el Sol”. Esta joven empresa formada por jovenes nortinos, apasionados, inteligentes e informados, es decir, “una buena gente como tú”, el pasado diciembre cumplió 4 años y ya está abriendo paso a Marruecos y Australia.
Por: Keyla Larrea G. y Paula Herrera / Fotografía: KLG – Cortesía
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