La espléndida vista al cerro Santa Rosa, aquel lugar donde aún se pueden observar los vestigios de los yacimientos mineros que extraían cuarzo, pirita, argentita, azurita, entre otros, cuando ni siquiera el territorio era chileno, es una de las características que tiene el Parque Urbano Santa Rosa, el único de la Región de Tarapacá que está dentro de los 32 espacios administrados por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu).

Parque urbano Santa Rosa


El lugar que está ubicado en el sector suroriente de la comuna de Alto Hospicio, en un sector que por mucho tiempo se denominaba “La Negra” y que fue uno de los primeros barrios en formarse, además de El Boro y La Pampa, se inauguró en agosto del 2019 con el propósito de embellecer el entorno desértico, adaptándose a los tonos y las texturas de la pampa, pero convirtiéndose también en un ente de cambios.


Llegar allí es una modificación del switch y de las referencias que se tengan a raíz de un territorio que solo era utilizado como un lugar de descanso y de conexión entre Iquique y el interior. Son más de cinco hectáreas muy bien repartidas, donde se puede hacer deporte al aire libre, cuenta con juegos infantiles, mesa de ping pong, quinchos, skatepark, miradores, puntos de reciclaje, senderos, depósitos para heces de mascotas, baños y camarines, todo esto pensado no solo para los más de 7.500 vecinos de Santa Rosa, sino que para todo aquel que le guste disfrutar del parque.


Algunas ideas, como el cierre perimetral que fue ornamentado con árboles de olivo, fueron captadas por los mismos residentes para satisfacer las necesidades de quienes finalmente lo ocuparían y así mejorar la calidad de vida de todos.

CAMBIO ECOSISTÉMICO
La administración del recinto está siendo ejecutada por la empresa Paisajismo Ecointegral, representada por la monitora Tatiana Martínez, el jefe de terreno Eduardo Cordero y el supervisor Mauricio Grandjean.
Este último, explicó que la infraestructura usable y construída dentro del parque, ocupa solo un 20% de la superficie total. “La mayoría del uso que se le da al parque es un recorrido escénico, que está con especies que se han plantado y que en el futuro van a crear sombra y un cambio ecosistémico”, sostuvo.

Mauricio Grandjean- Supervisor

Producto de la pandemia del Covid-19, el 2020 el parque cerró sus puertas durante siete meses, pero se reabrió con los nuevos operadores, quienes informaron que el espacio consta de cámaras de seguridad, guardias y jardineros.


Cinco mujeres y tres hombres, junto a Eduardo, son los encargados de generar el pulmón verde que ya cuenta con cuatro mil plantas instaladas en crecimiento y dos mil en el invernadero -todas xerófitas para que no requieran de tanta agua-, por lo que se pueden apreciar árboles como pimiento, algarrobo blanco y negro, álamo, cerezo en flor, laurel y olivo.

Entre otras especies que decoran el lugar, están cactus, cola de zorro, verónica, stipa, carex, cardenal, rayito de sol, doquilla, cineraria y artemisa.
Cada una de ellas tiene un sistema de regadío a goteo, a excepción de la figura del reptil que está posada en el pasto y según lo que explicó el supervisor, “en cada plantación se realiza un tratamiento especial. Se hace una holladura, la revestimos de geotextil (tela permeable) y le aplicamos una tierra especial”, comentó Grandjean, sobre el proceso para no generar socavones en el terreno.


Semillas y esquejes crecen en el desierto más árido del mundo, para renovar la cara de Alto Hospicio y generar espacios para la distención de sus pobladores. Hoy el lugar cuenta con señaléticas en braille para el entendimiento de todos y con gráficas para combatir la pandemia que los tiene con algunos espacios cerrados, pero a la espera de que sean reactivados para concretar el plan de uso y así confluir las actividades deportivas, artísticas y agrícolas.

Francisca Cabello Iriarte / Fotos: Keyla Larea G. LaQuinta-news

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