Apicultores confeccionan miel pura en la pampa del Tamarugal
Desde la prehistoria, pasando por diferentes culturas como la egipcia, romana, griega y hasta en pasajes bíblicos, se han conocido las bondades que tiene la miel y los múltiples usos que los seres humanos le hemos dado desde tiempos remotos; como el gastronómico, terapéutico, energético, cicatrizante, estético, y con una vida útil indefinida gracias a su efecto preservante.
A pesar de su antiguo origen y diversos usos ¿cuánto sabemos sobre la miel y su producción? La miel es elaborada por las abejas a partir del néctar de las flores o de secreciones de partes vivas de las plantas, las cuales son recogidas por los insectos y luego, transformadas al combinarlas con sustancias propias, depositadas, deshidratadas y almacenadas en los panales para su maduración.
¿Te habías imaginado que el proceso de polinización se podía realizar en uno de los lugares más áridos del mundo? Aunque suene increíble, esta acción pionera es viable, y actualmente se está produciendo miel con un sabor único, que proviene principalmente de la floración de tamarugos y algarrobos. Además, el territorio cuenta con múltiples beneficios que, según los especialistas, podrían llevar en un mediano plazo a convertir a los apicultores de la región en una alternativa con alta demanda para esta zona del país, con el potencial suficiente para exportar a otras naciones. Posibilidad que se vuelve aún más atractiva si consideramos que de acuerdo a la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias, en Chile cerca de un 90% de la miel producida tiene como destino los mercados de la Unión Europea y Estados Unidos.
Así lo confirman también los apicultores de Api Tarapacá, cooperativa que agrupa a una decena de apicultores distribuidos en distintos puntos de la provincia, como Pintados, La Tirana, Pozo Almonte, Pica y La Huaica.
Se trata de hombres y mujeres que se unieron a partir de un proyecto en común, que busca fortalecer los cultivos de la zona y generar espacios en conjunto para poder desarrollar de mejor manera la agricultura y así tener mejores frutos gracias a la polinización que hacen las abejas. Este trabajo asociativo se ha llevado a cabo con el apoyo de Sercotec (Servicio de Cooperación Técnica), corporación que les ha brindado capacitación técnica, herramientas y competencias para desarrollarse de manera más autónoma.
Conoce las experiencias de los agricultores pioneros de
La Huayca
María Jofré, presidenta de Api Tarapacá, es una de las pioneras. Comenzó a trabajar hace varios años en la localidad de La Huayca, en la comuna de Pozo Almonte y debió ingeniárselas para adaptar esta actividad a esa desértica zona de la Pampa del Tamarugal. Aunque al principio la idea de hacer apicultura en el desierto sonaba descabellada, María confió y se informó lo suficiente para conocer que era un proyecto que cobraría la fuerza necesaria para hacer mucho más por ella y por otros emprendedores que apuestan al desarrollo local.
“La miel que se genera en la pampa es totalmente diferente” expresó María, quien relató que el producto local tuvo una muy buena receptividad en el mercado internacional de Canadá, cuando expertos en la materia probaron la miel que proviene de la floración de tamarugos y algarrobos. Y que – en ese momento- ella entendió el valor que tiene la asociatividad para generar una producción que los lleve a ser exportadores y que permita que la agricultura también se vea beneficiada.
Mientras que, Sonia Choque, criadora de abejas, quien trabaja en agronomía, y también es miembro de la cooperativa (encargada de la administración de cuentas), describe que al inicio tuvo miedo de trabajar abejas, pero explica que no son dañinas y que el truco está en cómo uno se acerque a ellas. Indicó: “la experiencia apícola para mí ha representado todo un aprendizaje, y a la vez, un complemento al trabajo de la agricultura, a las que en conjunto se les puede sacar muy buen provecho”.
Por su parte, Carlos Iglesia, instructor de La Serena con más de 30 años de experiencia y con 18 años dedicándose a la apicultura profesional, específicamente a la polinización, comenta que en la región hay un potencial muy importante. Señaló: “hay un mal concepto sobre el territorio, porque si bien es cierto que estamos hablando del desierto, también hay muchos valles que permiten la subsistencia de las abejas y con muy buenas producciones de miel. Yo quedé gratamente sorprendido, cuando conocí la experiencia de personas que comenzaron con colmenas traídas de Ovalle y han sido capaces de producir en invierno. Eso es un plus, además, aquí es muy fácil el manejo orgánico de la plaga y sería más sencillo obtener la denominación de origen y el certificado de miel orgánica”.
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