Maite Iribarren
Activista socioambiental, feminista antiespecista y disidente de la región de Tarapacá. También es parte de la Fundación Tremendas CL y FFF Tarapacá. Desde los 17 ha sido parte de distintas organizaciones, proyectos y campañas en torno a la crisis climática y sus distintas intersecciones en Chile y Latinoamérica. Es parte de las diversas juventudes agrupadas que buscan generar un cambio en el sistema patriarcal, extractivista y adultocentrista.
COP por el cambio climático: ¿es un real camino para enfrentar la crisis medio ambiental?
La COP es una instancia que congrega a personas de todo el mundo y de todos los sectores para reflexionar y tomar acuerdos en torno al cambio climático. La COP26 se celebró en Glasgow (Reino Unido) del 31 de octubre al 12 de noviembre de 2021.
Como activista quise ser parte de este espacio para visibilizar las problemáticas en mi territorio, además de representar a la Fundación Tremendas, que buscaba llevar la voz de las niñas a este espacio.
Sin embargo, y a pesar de que asistí, siento que no estuve allí realmente, ya que no nos escuchaban. Percibí una gran barrera, escasez de información y una enorme falta de participación vinculante. Si bien, existieron espacios de participación, hubo paneles conformados por jóvenes, mujeres y disidencias- donde se dieron opiniones que me representaban completamente- no había negociadores o ministros escuchando esos paneles, éramos las mismas personas de sociedad civil. Por ello, considero que no hubo una participación vinculante real, pues esas propuestas y perspectivas no se estaban colocando sobre ninguna mesa.
Avanzamos y eso es innegable, pero estábamos en esta gran conferencia sobre cambio climático sin apuntar a los responsables de la crisis climática a la que nos enfrentamos.
Prosperamos, sin embargo, es desesperante sentir la lentitud de estos procesos cuando está latente la urgencia de la crisis climática. Es angustiante vivir en un territorio explotado por las industrias, donde se vulneran los Derechos Humanos, y saber que inhabitablemente en el futuro tendremos que migrar. Es más, ya hay sectores inhabitables para algunas comunidades.
Provoca desesperanza conocer cómo personas de otros países que están viviendo esta crisis climática; por ejemplo, conocimos a un chico de Tuvalu, una isla de Oceanía que se ve próxima a desaparecer por el aumento del nivel del mar. Fue a la COP 26 como único representante de su comunidad y aún no se generan planes de adaptación y mitigación que le brinden seguridad a las personas de su Isla. Ellos no quieren migrar, sino salvar su isla, pero no hay respuestas.
Frente a esto y como siempre, la sociedad civil juega un rol clave; sin la presión de las juventudes, las mujeres, los pueblos indígenas y todos los movimientos, no se estarían generando los acuerdos en torno a la crisis climática que se están haciendo ahora.
Nos toca escuchar a los pueblos originarios de nuestros territorios, porque ellos son la respuesta viva a la crisis climática. Debemos democratizar la información, que es bastante compleja, para que llegue a la mayor cantidad de gente posible y que entiendan lo que está pasando, a lo que nos enfrentamos, para seguir accionando desde nuestros territorios y ejercer presión. Porque cuando los acuerdos tienen que ver con vidas, no es suficiente hasta que no dejemos a nadie atrás.