Hace 18 años y en el desierto más árido del mundo, los académicos e investigadores de la Universidad Arturo Prat, liderados por el Ingeniero Agrónomo, Marcelo Lanino, comenzaron la hazaña de recuperar la tradición vitivinícola de la Región de Tarapacá. Es así y luego de un arduo trabajo y amor por la ciencia y el territorio, descubrieron las cepas País, Gros Colman, Torrontes Riojano, Ahmeur Bour Ahmeur y la tan querida cepa registrada chilena, Tamarugal.


Una labor que para el equipo de académicos y profesionales -Marcelo, Ingrid y Álex- de la UNAP no ha sido fácil, pero su amor por la iniciativa y su compromiso por la investigación fueron más allá, logrando el año 2018 sus primeros reconocimientos en competencias vitivinícolas.
Así fue como la cepa Tamarugal, en su versión abocado, obtiene la medalla de oro en el concurso internacional Catad´Or Wine Awards, el cual emplea una metodología de cata a ciegas, cuenta con jueces internacionales y donde concursan países de Latinoamérica y Europa.


Marcelo Lanino, investigador e impulsor del proyecto, se refirió al reconocimiento que recibieron e indicó: “este premio es para la Universidad, la Facultad de Recursos Naturales Renovables, y para el equipo integral y multidisciplinario del “Vino del Desierto”. Este reconocimiento representa nuestro esfuerzo por desarrollar un vino de excelencia y calidad para los consumidores”.


Pero los frutos del “Vino del Desierto” no sólo radican en distinciones que avalan su calidad enológica, sino también su apuesta enoturística. Prueba de ello, es el premio que el 2019 le otorgó Sernatur Tarapacá como proyecto turístico emergente.


Ya en el 2020, la cepa chilena Tamarugal vuelve a causar sensación, debido a que obtiene la segunda medalla de oro en el concurso internacional Catad´Or Wine Awards, pero esta vez con su versión seco.
El tesón de este valioso equipo humano, ha logrado traspasar el territorio y hoy el fruto, no sólo es la cosecha de la tierra bendita del desierto, sino que también, la distinción de expertos que avalan el aporte científico y vitivinícola, sumando el mismo año, las valiosas puntuaciones de la cepa Tamarugal en su versión seco y abocado con 90 y 91 puntos y la cepa Gros Colman con 89 en la Guía Mesa de Cata de LA CAV, posicionándolos como dentro de los mejores vinos del año.

A propósito de los reconocimientos y los frutos de las investigaciones realizadas, el Rector de la UNAP, Alberto Martínez Quezada, comentó: «no sólo nos sentimos orgullosos por los excelentes puntajes obtenidos para nuestras cepas del proyecto “Vino del Desierto”, sino que además, reforzamos nuestro compromiso como universidad pública y regional con el fomento productivo de la región de Tarapacá».


Y si de productividad se trata, el “Vino del Desierto” es un claro ejemplo de cómo seguir innovando y apostando por nuevos desafíos. En el 2021, el proyecto obtuvo un importante mérito con las cepas Tamarugal y Gros Colman en la reconocida y prestigiosa Guía Vinau. Dicha distinción, se vio reflejada en los 89 puntos de la cepa tinta Gros Colman (cosecha 2019) y 90 puntos de la cepa blanca Tamarugal versión abocado (cosecha 2019), las cuales fueron catalogadas como un vino que sorprende. En tanto, la cepa Tamarugal versión seco (cosecha 2019), obtuvo 91 puntos siendo evaluada por los catadores expertos como un vino excelente y con clase.
Y como dice el refrán, “quien siembra amor cosecha buenos frutos” y más si provienen de un equipo que emana por los poros su calidad humana y pasión por su quehacer científico y amor por aportar en un territorio tan árido como el desierto de la Provincia del Tamarugal.

Por: Paola Fernández / Fotos: Cortesía

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